Claro que cada uno se siente el prota de su película, estaría bueno que fuera lo contrario. Pero bueno hay gente para todo y los hay que viven de ser esponjas del prójimo y eso es lo que les da su identidad. O sea por si solos, son algo pero no tanto, pues la razón de su existencia les dice que tienen que tener a alguien al lado y bajo su mando. Hay gente que nació con las ideas claras y ya en su estado embrionario miraban de frente y con esa mirada segura. ¡Joder!, todos tuvimos amigos o conocidos que eran así, así de mandones, así de manejistas y así de preclaros.
Y así se les llamaba y se les llama, tíos o machos dominantes. Los que triunfaban en su pareja y por sus cojones de macho, no siempre acababan dominando a la manada o al grupo (son ambiciosos y egocéntricos) y cuando esto les pasaba, el tío se ponía más tirano con la tía y porque se sentía frustrado y por querer ser bicho de altos vuelos. Eran y son muy dados a que sino se les reconoce socialmente y como líderes de la manada, tendían al cuchicheo contínuo con su pareja y supongo que era para reafirmarse delante de la tía. Véis estos no me entienden y no se dan cuenta de que yo soy la hostia y ella le decía y siempre en el mismo ton sumiso, claro sí, si ellos no saben como eres... cariño.
Hablan del culto a la personalidad de los líderes políticos y no se habla de estos pequeños cultos y además, qué levante la mano el que no ha visto alguno. Después y más adelante y de tanto apretarle la tuerca a la parienta, se separan con inusitada violencia de macho cabreado y buscan a la siguiente víctima para su vampirismo. Y lo peor de todo, ¡es que siempre la acaban encuentrando!.

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