Si en algo nos parecemos tú y yo,
es en la sombra que dejamos,
o en ese poso que se mueve cuando lo agitamos
y es de rigor y de buena persona...
el reconocer que fue un buen vino,
y que en aquella tarde verano,
nos dijimos adiós para siempre,
y porque los dos,
cogimos caminos distintos
por confusión y despiste
o porque así estaba escrito previamente
y sólo más adelante nos dimos cuenta,
de que aquella sombra tan amable,
sería una parte más de nuestra existencia.

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