La rebelión de los idiotas,
es la rebelión que ronda dentro de mi cabeza.
Empezando porque yo,
soy el más idiota de todos los idiotas,
y he tardado demasiado tiempo,
en enterarme de que soy así de idiota.
Esto lo digo como aperitivo,
pues si tiro del hilo,
iría a juicio por ser más idiota todavía.
Soy un idiota sin remedio ,
así es como yo me siento,
y es que a veces,
me pueden las ganas,
y lucho y lucho y persisto en la lucha,
y cuando me paro un rato,
resulta que no me he movido del sitio.
Y todo esto, es porque no me entero,
creo que sí y me convezco de ello,
me marco fechas y objetivos,
me juro y perjuro su estrito cumplimiento,
y hasta le ruego a dios que me ayude,
y le imploro y le lloro,
y al final, ¿para qué?,
si yo no tengo remedio,
y es que mi epitafio final siempre estuvo escrito:
soy un redomado idiota.
Sé que es fácil decirlo,
que lo más difícil es asumirlo,
ahora bien... que otra cosa me queda,
o asumo que soy un idiota,
o es mejor que me retire a un monasterio de idiotas.
Por mi parte noto ya
la sensación que da el ser un idiota,
siento como duele su herida punzante,
y como se retuerce dentro de mi cerebro,
pero es mejor así,
más vale ser un idiota con la moral en alza,
que un idiota deprimido.
es la rebelión que ronda dentro de mi cabeza.
Empezando porque yo,
soy el más idiota de todos los idiotas,
y he tardado demasiado tiempo,
en enterarme de que soy así de idiota.
Esto lo digo como aperitivo,
pues si tiro del hilo,
iría a juicio por ser más idiota todavía.
Soy un idiota sin remedio ,
así es como yo me siento,
y es que a veces,
me pueden las ganas,
y lucho y lucho y persisto en la lucha,
y cuando me paro un rato,
resulta que no me he movido del sitio.
Y todo esto, es porque no me entero,
creo que sí y me convezco de ello,
me marco fechas y objetivos,
me juro y perjuro su estrito cumplimiento,
y hasta le ruego a dios que me ayude,
y le imploro y le lloro,
y al final, ¿para qué?,
si yo no tengo remedio,
y es que mi epitafio final siempre estuvo escrito:
soy un redomado idiota.
Sé que es fácil decirlo,
que lo más difícil es asumirlo,
ahora bien... que otra cosa me queda,
o asumo que soy un idiota,
o es mejor que me retire a un monasterio de idiotas.
Por mi parte noto ya
la sensación que da el ser un idiota,
siento como duele su herida punzante,
y como se retuerce dentro de mi cerebro,
pero es mejor así,
más vale ser un idiota con la moral en alza,
que un idiota deprimido.

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