pero tampoco antes es igual que ahora.
La nada de otros tiempos:
es un largo e inacabable verano,
es un septiembre lluvioso,
es un domingo de tarde,
es un esperar a que escampe,
es una mirada fugaz y perdida,
y es una caricia entrañable en un campo de minas.
La nada de ahora:
es la nada y lo es todo,
es el todo sin nada,
es ver y sentir lo que ocurre ahora,
es lo que tocas y palpas,
es lo que sientes en un instante,
es un fogonazo o en un estallido alucinante,
es el destiempo cumpliendo tiempo,
es la larga agonía que se avecina
y es el que se sabe muerto antes de tiempo.

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