EQUILIBRIO IMPERFECTO

 


Cada uno tiene su momento y yo estoy viviendo el mío y desde hace como trece meses (esto decía en el 2.013, año en el que empecé a escribir). Trece que bonito número, más bonito que doce, el año debía tener trece meses como el calendario Celta y todo debía ser múltiple de trece, como los chinos piensan que el ocho que les trae suerte y casi todo tiene que terminar en ocho o en múltiplo del ocho. Antes de que se me escape el mes trece y entre de lleno en el catorce, tengo que decir varias cosas. Primero, que en cambio de trece meses parece que han pasado trece días, trece días-meses de mucha gloria y arduo sufrimiento. El tiempo, salvo por sus prisas angustiosas, ha sido bondadoso conmigo, me ha regalado momentos inolvidables, otros de recuperar sensaciones perdidas, otros de vivir nuevas experiencias, otras de disfrutar de nuevos descubrimientos. Pero no todo ha sido felicidad, que va, hubo momentos de sufrimientos y miedos, hubo dudas, hubo arrepentimientos, hubo penas y lloros, hubo un poquito de todo. Y ahí está la grandeza de estos trece meses, que hubo de todo un poco y eso equivale a vida y elevado al cubo.

Yo no disfruto viviendo eternamente en un jardín lleno de flores, me gusta sí (más bien me encanta), pero no de continuo y siempre conviviendo con las mismas plantas y flores. Pues a mi también me gusta el campo con sus malas hierbas, me gustan los desiertos y los descampados de los barrios, igual que me gusta el mar y el bosque y el agua de un río. Me gustan los contrastes y no sólo verlos, sino que también, vivirlos. Hay personas que buscan sólo el equilibrio perfecto y se fijan esa meta para andar por la vida, la meta de la perfección del equilibrio perpetuo. Yo eso lo respeto, pero no lo comparto, pues yo busco siempre el equilibrio, pero a base de andar de un lado al otro un poco descontrolado. Hombre, sin escorarte demasiado hacia un lado, sino después ni equilibrio ni hostias. Las personas que se escoran demasiado hacia un lado, se quedan encasquilladas o en la depresión o en la euforia constante de su inmensa alucinación.

 Yo viví escorado durante mucho tiempo hacia el lado de la depresión y la verdad es que no saco grandes conclusiones. Quizá, que se sufre demasiado gratuitamente. Quizá que sólo te ves tu ombligo. Quizá que te encierras tanto en ti, que al final no sabes como salir de tu propia celda. Pero por suerte no muchas veces más. Pero en concreto de esa vez, fue un puñado de años. Y sinceramente el quizá que yo más siento, es el haber perdido todo ese valioso tiempo. Tiempo echado por la borda y ese es el quizá que más me duele y más me sangra.

 Ahora bien, ¿qué sería de mí sin ese tiempo perdido?, ¿podría estar como estoy ahora?. Puede que sí, pero eso no tampoco me reconforta, pues igualmente me sigue doliendo el tiempo perdido. Por eso mi obsesión no es tener el equilibrio perfecto o imperfecto (que también). Mi obsesión, es recuperar el tiempo perdido y por eso no me doy licencia para entretenerme, ni para pasear, ni para darse una vuelta por el precioso muelle de mi pueblo. Lo mío es obsesivo y no entro en si es lo correcto (que estoy seguro que no, que no lo es), por eso hablo de mi equilibrio imperfecto (mi obsesión, es otra de mis imperfecciones). Hay que tener en cuenta, que no existen fórmulas magistrales y universales sobre el  equilibrio de una persona. Hay líneas maestras y como tales, son imperfectas y se hacen aún más imperfectas cuando cada persona se las aplica o se las adapta. Parto que cada persona es un mundo distinto. Por tanto, cada uno debe buscar su equilibrio, su equilibrio imperfecto. Yo mientras tanto, sigo ganando el pulso al tiempo o mejor dicho, pensando que se lo gano y haciendo lo que puedo con mi equilibrio imperfecto.

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