Entre mil respiraciones por segundo
y que se han instalado sigilosamente dentro de mis pulmones,
tengo que decir y a voz en grito
¡que no me encuentro!...
que me toco y no me siento
que me hablo y no me oigo
que me juzgo y no me condeno
que me digo y no me escucho
que me sueño
y que por fin, despierto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario