¡NADA ES IMPOSIBLE!


 

Tengo sangre en las yemas de los dedos

y por tanto arañar lo inexplicable.

Tengo el aceite quemado

y por querer volver con tanto ahínco al otro lado.

Tengo sangre en las venas

y un poco de juicio desperdigado

y no...

y no me arrepiento de nada,

lo mismo que se creó el silencio

algunos hemos inventado

pasar la patente por las más oscuras esquinas de nuestra mente

y para después, 

volver a salir al mar

y con viento en popa y a toda vela

navegar hasta el final de nuestros días...

¡Nada es imposible!



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JULIO CORTÁZAR