LA BELLEZA NATURAL, SALE MUY CARA


Resulta que ahora (año 2.014), a lo mejor me tengo que comprar un coche y eso me toca los cojones. Estoy en esa fase de lucha, en la que quieres rescatar tu viejo coche pero que a base de averías y a golpe de talonario, te hace bajar a la puta realidad. Y aquí en donde vivo, el coche es más que fundamental. Tendemos a pensar que en los sitios pequeños, no hace falta coche. Pues no señor es totalmente al revés, pues el transporte público es muy escaso y falla más que una escopeta de feria. Además que es caro, pero bueno es una característica más de ésta Isla, el que todo esté encarecido y por las nubes.
Es caro vivir en un trozo de piedra en medio del Mar mediterráneo y todo por culpa de vivir casi totalmente del turismo. Hay algunas cosas más, pero son pequeñas y aportan poca cosa. El tema va de vivir en un paraíso natural y la verdad, que en una buena parte lo es, pero que en otra, vives de la belleza natural (el que saca pasta de ella) o mal vives de la belleza natural (el que no las saca directamente). Aquí todo es caro, porque al parecer deben traer la comida en yates de lujo y entonces, las tasas y aranceles se disparan. Pero bueno, ya se sabe que de un pepino puedes hacer tres y de un tomate, una rica ensalada de tomate.
Si es verdad, que a todo te acostumbras o que te haces o que te adaptas, pero eso no quiere decir, que el bosque no te deje ver los árboles. Que hay que sobrevivir, pero ya lo dice la palabra, sobrevivir, que no es igual que vivir o que vivir más o menos bien. Claro que después de este pensamiento te das una vuelta por los maravillosos alrededores y ya se te pasa todo el cabreo que te habías montado. Por tanto, es verdad que uno también se alimenta de la belleza paisajística, que parece que no, pero llena más de lo pensamos. Pero al final, la belleza natural sale muy cara.
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JULIO CORTÁZAR