DIGO YO...








En el recuerdo 

nos quedarán  las tardes del mes de abril

tardes largas confinadas entre los muros de mi 

casa

que por muros no será,

tienen 120 años y están más derechos que yo,

claro que su grosor es de muralla medieval,

y cuántas veces me habré preguntado,

¿cuánto sabrán éstas paredes?

han pasado familias y de distinta estirpe y condición,

han pasado guiris queriendo hacer 

un hotelillo de poca monta,

(entre cutre y lo siguiente)

y ahora, su poblador soy yo,

y dentro de éste confinamiento,

tengo a dos de mis hijos conmigo

e igualmente la casa sigue siendo grande e inmensa,

parezco un conde solitario en medio de su gran castillo,

pero bueno como dice el otro,

así me entretengo

y tengo para subir y bajar muchas veces

y cambiar de decorado otro montón de veces,

nunca sobra cuando todo te gusta,

"mi casa" como decía ET mientras señalaba el cielo,

y yo digo "mi casa" sin señalar a nadie,

en tal caso señalo igualmente al cielo,

pero porque me gusta su vestido azul de hoy

y me encanta su traje de noche,

sus estrellas brillantes

y su Luna alucinante

y entre millones de individuos

estoy yo y metido en mi casa,

enterrado vivo bajo esos muros,

y hoy es tan hermoso el día,

que me estremece,

sol limpio y sin partículas asesinas,

claridad bestial,

luminosidad en su máximo,

colores más vivos que nunca,

la calle tranquila y sosegada,

el gato del vecino maúlla en el silencio de la tarde,

las voces son mudas,

no hay coches,

no hay motos,

no hay ruido de infernales máquinas,

y sino fuera por tantos muertos que ha habido,

yo me preguntaría

si esto no está en el paraíso

digo  yo... que
estará muy cerca.

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JULIO CORTÁZAR