Tú, 

no me entiendes,

yo soy de piedra

además tengo hongos en la cara y cuello

y llevo siglos mirando tu rostro de piedra caliza.

Nunca has respondido a mi mirada,

has permanecido impasible, frío y pétreo

siempre mirando el suelo

y recelando de la dulzura de mi mirada.

Yo te digo

que si rascas dos piedras y una contra la otra,

pueden salirnos chispas

que quizá, puedan iluminarnos

o darnos calor de fuego amigo.

Y eso es lo que debimos hacer:

prendernos chispas,

encender nuestra hoguera,

iluminarnos como dos faros

y al mismo tiempo

bailar desnudos con nuestros cuerpos de piedra.

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JULIO CORTÁZAR