LA PRIMAVERA

 



Por fin me he puesto cómodo, me quité las putas botas de currar y parece que los pies empezaron a respirar. ¡Que alivio!. Hoy es lunes 25 de marzo del año 2.014 y se ha notado por primera vez la primavera, su calorcillo más potente y como el día poco a poco se va alargando. Y cuando dentro de una semana se cambie la hora, entonces si que se va a alucinar. La primavera, que recurrente es la primavera y es curioso que  a la primavera se le ponga el apodo de estación de explosión, donde parecen que todos los sentidos se ponen a tope y los sentimentos a flor de piel, pero al mismo tiempo, también explotan algunas patologías psiquiátricas y destacan por encima de todos, los deprimidos. Está reconocido que ésta estación agudiza la depresión, en los que están catalogados previamente, como depresivos. Al resto de los humanos, la primavera pueden ser estímulos positivos, aunque claro, con diferentes grados. Y en esto es en lo que yo quiero entrar, en los grados en que nos altera la primavera.

Los hay que se ponen eufóricos y por tanto inaguantables, son los que se empeñan en que dada la explosión de la naturaleza que se produce en la primavera, nosotros tenemos que explotar con ella. Son seres empalagosos y plastas a más no poder. En cada puesta de sol, ven el rayo verde y se enternecen como corderitos tiernos en medio del rebaño. Y bueno si les das un canuto, pues simplemente la has cagado, pues buscan como locos apoyar su cabeza en tu hombro o darte un beso cuando el sol se esconde o les entra una risita histérica que rompe el momento o se ponen a recitarte una poesía de amor y ecología. Si el canuto es potente, harán lo posible para que te quedes a ver junto a él o a ella, la luna y las estrellas y para ello te pedirán, que hagas otro canuto y esta vez más cargado. Entonces, con la bomba canutera, te caerá una diatriba patatera y metafísica, en donde entra de todo: el mar, el cielo, las estrellas, la luna y como nos influyen todos los astros en nuestras almas y como nos marcan y nos determinan los caminos hacia el amor y cuidado, porque aquí entra el amor universal y por supuesto, el amor entre los dos. La cosa resulta tan tan tan dulce, que te deja saciado de azúcar para un mes entero. Después de éstas reflexiones tan profundas, lo mejor que puedes hacer es inventarte una urgencia: si había quedado a las diez y si me apuro aún llego a tiempo o me tengo que ir a cagar, que no veas como aprieta o si ya estás sobresaturado, directamente le mandas a la mierda, pero directamente, no valen palabras a medias, no las va a entender y menos con el encebolle que ya lleva. 
¡Al carajo, tú te vas al carajo! y punto. No te dejes engañar, por un instante puede pasar por tu mente: si te aguanto el rollo a lo mejor mojo y no te lleves a engaño, el rollo es insoportable y eso no tiene vuelta de hoja. No todo es follar en ésta vida. O sea que ahorra energía y mandala directamente al carajo. El tiempo en ésta vida es demasiado importante.

 Hay otros u otras, que les da por el romanticismo, pero sin tanto jipismo campesino o sea, les molesta la naturaleza y sus condicionantes y al tiempo se ponen tiernas, pero porque son tiernas de por sí. Eso sí, la naturaleza les molesta sobremanera: les molesta esa hierba que le hace cosquillas, que dura es ésta piedra donde estoy sentada, que frío hace y sí, el mar está precioso, pero mira que humedad nos está cayendo y cada frase acaba igual y si nos vamos a mi casa o a la tuya, o sea, si nos vamos a una cama bajo techo, aunque en el fondo ella prefiere la suya. Y tú piensas y si nos echamos un polvo aquí mismo. Después a regañadientes le sigues hacia su linda casa, pues a tí, te puede el pragmatismo y por si mojas algo. Su casa es mona y lindísima, está todo bien puesto y en su sitio, todo resulta muy práctico y moderno y ella encantada de mostrar su casa y de donde sacó las ideas para su decoración y a que todo es muy original, ¿a que sí?. La música que pone, es popera, dulzona y hortera y ahora vamos a cenar algo y tomamos una copa de vino, de éste que es muy bueno y que me salió muy caro y el vino, es una mierda de vino y tú sólo pensando en la cama. Pero claro, una chica tan dulce y práctica al mismo tiempo, necesita su tiempo, su precalentamiento y tú a éstas alturas ya no puedes con tu dolor de huevos. Pero aguantas como aguanta un jabato, el fin es lo que importa y por ese fin merece pasar éste calvario. Ya cuando estás hasta los huevos de la tía y de sus tonterías, yo creo que ella se da cuenta y entonces empieza a aflojar: se desabrocha un botón de su camisa y se remanga un poco las faldas y ya aquí te enciagas y te pones las botas y a follar que el mundo es nuestro.

Después hay otras y otros, en que la naturaleza, ni siquiera la primavera, les pone tiernos ni sentimentalistas. Hay que decir que a éstas personas no les pone nada, lo que se dice nada, en definitiva son unos tocapelotas. A donde vayan van a dar el cante: si es un pub, pues que alta está la música y me duele la cabeza y yo me quiero ir a mi casa. Y si estás viendo una puesta de sol, va y te dice, que desde su casa se ve una puesta de sol mejor o como pican estos mosquitos y no hay nada mejor que mi casa, pues allí no hay mosquitos y a continuación despliegan un discurso sobre sus virtudes: lo comprometida que es, lo consecuente y la dificultad de su trabajo, su trabajo el más difícil del mundo y yo sin enterarme. Aqui lo mejor es callar y coger el coche en puto silencio o sea en plan mudo y no decir nada en todo el camino de vuelta y sin más parar el coche en su portal y decirle simplemente, que ya está en su puñetera casa y que ahueque el ala y si, por casualidad te propone subir a su apartamento, no le hagas puto caso, pues no vas a mojar nada, ni siquiera mojarás la puntita. Su casa es su casa y en ese momento sólo quiere su casa y su casa y ella y ella y su casa. A éstas personas les da igual un uno que un ocho, son inmunes a sentimientos y los sentidos los tiene metidos en epicentro de su orondo culo.

Por último estamos los demás, los que llevamos sangre caliente y en primavera la sangre se nos altera. Y podíamos resumir nuestra situación, en que nos ponemos salidos como burros y lo peor de todo, es que acabaremos la primavera igual o peor, aún más salidos. Y como somos humanos, a pesar de llevar el palo,  estaremos pensando en el próxima primavera, y el final ya se sabe, es como dice el refrán: además de burros, apaleados. ¡Así es la vida!.

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JULIO CORTÁZAR