POSITIVISTAS DE MEDIO PELO

 

Pues llevo un día raro y maravillosamente raro y quién me diera más días raros como éste...Pero no se puede vivir en un estado así en plan permanente y porque sino dejaría de ser raro y pasaría a ser común y cotidiano y para al fin, hacerse aburrido. Y aunque me guste lo cotidiano y porque disfruto de mis desayunos y de las estupideces que suelto de mañana y estoy pensando y para ser sincero del todo, las tonterías que suelto a todas horas. Me gusta la vileza y crudeza de lo cotidiano y el hacer una cosa y después la otra y sentirme un poco esclavizado por mis propias normas. Pero de vez en cuando me gustan los estados asimétricos y ya no digamos si hablamos de los estados desquiciados y que no tienen reparación o tratamiento.
Y hoy llamó mi atención una tía que se anunciaba por la tele y para vender su puto libro: "las pequeñas revoluciones" y suena muy bonito y porque para eso tiene todo un equipo de personas que se encargan por detrás de crear su estampa de psicóloga y psiquiatra. La tía es psicóloga o psiquiatra o las dos cosas, que para el caso me es igual y claro tiene que ser profesora de universidad y para rizar más el rizo, debe ser profesora de "inteligencia emocional". Y entonces y de repente todo cuadra: profesora, psicóloga, escritora de poco pelo pero con buenas relaciones sociales y culturales y experta en inteligencia emocional, que es lo mismo que decir... soy experta en venderos la moto de la mejor manera.
Y todo para decirnos que debemos ser positivos y que debemos aprender a ver el vaso o botella siempre medio lleno y no medio vacío, que debemos rodearnos de gente positiva, que debemos ser estables en nuestras relaciones, que debemos tener vínculos afectivos y muy estables y que por las mañanitas nos sienta muy bien tomarnos una tilita e inundarnos de pensamientos positivos y porque la vida merece la pena y que por eso viene el tema de las "pequeñas revoluciones". A la vez nos dice que hay que dar pequeños pasitos y mientras ella vende sus libritos y al final, nosotros nos sentimos fatal por no sentirnos como ella nos dice que no tenemos que sentir. O sea, que al final nos jode con tanta pastita con té y como se debe sorber el té y como se debe morder la galletita que acompaña al té...Pero bueno y supongo, ¡que hay que vivir de algo!.
Pero perdonadme y para acabar esta diatriba: ¡me voy a cagar en todos estos positivistas de medio pelo!.






















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JULIO CORTÁZAR