En cuanto amanezca,
nos subimos a esa nube,
salimos los dos desnudos,
compramos billetes de ida y vuelta
y con el viento de popa
trazaremos rumbo a lo desconocido.
Nunca es tarde para viajar,
ni los años son muros,
ni la ansiedad es una ciénaga poblada de monstruos.
A veces volver atrás
es otra forma de avanzar.
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