QUIMERA (Reflexión)

" Lo que se ve es lo que hay"
                Menuda frase lapidaria y parece de perogrullo éste reflexión Aristotélica, pero su simplicidad engaña y es más profunda de lo que parece. Lo que veo es lo que veo y lo que veo es cada vez un poco menos, pues mi miopía y presbicia cabalgan como caballos desbocados y entonces si antes veía claramente los faros de un coche que venía por el carril contrario, ahora los veo igual, sólo que los veo difuminados.

               Lo mismo pasa con las ideas y pensamientos. Cuando era joven, veía nitidamente mis ideas y anhelos, sin entrar en que si eran más o menos correctos, y los veía con la nitidez que tiene un día claro. Y ahora mis ideas y pensamientos los sigo teniendo claros, pero difuminados. El paso del tiempo se encargó de quitarles el brillo que tenían y dan una apariencia más acorde con el desgaste, pero no por ello menos cierta. Pero la idea, la idea de joven como la de viejo están ahí y ya sea nítida o difuminada.

               Se dice que el espíritu de los viejos es más conformista, se dice y hay parte de cierto. Pero en ese saco no entramos todos los viejos, algunos nos quedamos al margen y por tanto seguimos pregonando nuestra disconformidad. Que no igual, logicamente, que en los tiempos de cuando se es joven, pues por suerte o por desgracia seguimos el proceso de la vida y enriquecimos nuestro conocimiento, aunque a veces fuera a costa de profundos cataclismos.

              Mi visión ahora es más difuminada, pero no por ello es peor que la visión nítida. Ésta última, la visión nítida, me dió muchas cosas, me dió brillantez, me dió disfrute y me hizo vivir mis momentos mejores, pero también me dió unas buenas hostias, de esas hostias que te dejan descompuesto el chasis. Aquello de tener una idea fija, tipo zanahoria del burro y verla tan nitidamente y creerla como un talibán, las hostias que llevé, me sirvieron para saber para que coño vale un peine. Fueron hostias estructurales, como la crisis de ahora, vaya. De las que te dejan la marca para el resto de tús días.

              Entonces, lo que yo aprendí con el paso del tiempo, es que mi visión de la vida, pasó de ser nítida a difuminada y gracias a ello, yo me encuentro más flexible mentalmente y con mayor capacidad de discernir lo correcto de lo incorrecto. O sea que mi conocimiento ahora es más abstrato y que ya no se encasilla bajo la bandera de ningún pensamiento filosófico. Mi bandera, en éste momento, es la bandera que me dió la vida y lo que sé, es que no es blanca, porque yo no me rindo. Tampoco es roja, aunque es mi color preferido y menos es negra, porque yo no soy un pirata. Mi bandera ni tiene color definido, ni tiene enseña. Mi bandera, es una bandera que existe pero que no se ve, es una bandera que tiene forma de idea, pero una idea con forma de QUIMERA.
Entonces mi bandera es una quimera y es nada más que eso, una QUIMERA que por suerte llevamos todos dentro. Sólo hay que sacarla de dentro.

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JULIO CORTÁZAR