EL TREN DE LA VIDA


Cuando llegue mi hora

y cuando mi hora llegue,

dejaré escrito un deseo,

desearé suerte a los que quedan,

pediré lo mejor para mis hijos,

y me despediré de todos con una última mirada

y en el más absoluto silencio,

(solo roto por el sonido de mi respiración agónica)

y por fin, emitiré mi último suspiro.

Cuando yo me vaya,

no me temblará el pulso,

ni siquiera derramaré una lágrima,

 soy de los que piensan que ante la muerte, 

hay que ser un digno guerrero,

y entonces y solo entonces os contaría mi último secreto:

la vida me ha dado mucho  

y yo la he correspondido en casi todo,

 pero he llegado muchas veces tarde,

y es que delante de mí

han pasado muchos trenes repletos de sentimientos

y que por mi actitud y mi terca estupidez, 

al final...los ví como se alejaban...

Pero que sería de mi sin mis dudas

y sin mis repetitivas torpezas,

que sería de mí sin mis vacilaciones y temores,

pero os voy a dar un consejo y por si sirve de algo

además, hoy tengo necesidad de decirlo,

¡súbete al primer tren que pase por tu vida!


y no te bajes de él...

hasta que empieces a ver la luz al final del túnel.

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JULIO CORTÁZAR