¡SIN DOLOR!





Mi suerte

es haber caído de pie

y con los dos pies al mismo tiempo,

ni uno un poco antes

ni el otro un poco después,

los dos a la vez y como debe ser,

como tú y como yo

que debíamos caer juntos y a pies juntillas y sin paracaídas,

ni yo antes... ni tú después

o al revés,

porque en éste caso el orden de los factores

no altera el producto o resultado

y el resultado fue...

que uno cayó antes que el otro,

que uno se partió la pierna o las dos,

mientras el otro, salió indemne e ileso,

ahora bien

¿quién ha sido el uno o el otro?

yo visto desde fuera

parece que me había partido no una, 

sino que destrozado las dos piernas,

pero como se dice en el desierto,

amigo mío, 

eso es un espejismo que tú has visto pero que no es,

parece que hubo fractura o fracturas

y lo que en realidad hubo

fue un simple esguince

que se curó por primera intención

y tengo de testigo mis radiografías

con fecha, nombre y apellidos

y entonces digo yo

¿qué serías tú?...¿qué serías tú?...

pero que va...

nosotros hemos sido la excepción a la regla,

seguro que ni tú ni yo nos hemos partido las piernas,

tus cicatrices fueron curada al sol otoñal

y las mías con una plasta de hierbabuena con saliva de murciélago,

y ahora

vivimos libres y sin cicatrices

o por lo menos,

así me gustaría que fuera,

libres, sin cicatrices

y por supuesto, ¡sin dolor!.

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JULIO CORTÁZAR