Puestos a adorar

 


 No hace falta que me digas nada,

adoro el silencio 

y me atrae su espesura de zorro gris plateado,

y en las noches de verano

disfruto de la quietud morbosa y sinuosa

que nos regala el silencio de la noche más iluminada.


No soy de una secta

que adore el silencio

pero a veces pienso

que estoy muy cerca.


Puestos a adorar

me quedaría:

 con la luna y sus posturas

 con la lluvia del húmedo y frío otoño

 con el mar y el cielo de mis interminables septiembres

y hasta me atrevería a decir,

que me quedaría

con la frondosidad de los bosques 

y con la dulzura sinuosa de los campos de amapolas

y al ser acariciados por los dedos del viento.


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JULIO CORTÁZAR