
Acabo de encontrarme con un tío, que me hizo preguntarme en el porqué de nuestra existencia. Resulta que hoy, no sé en donde podía ver el partido de fútbol y le pregunté a ese tío, si hoy abrían el bar y el tío me contesto: pues "nosotros" y bla, bla, blá y como no es la primera vez que lo hace, lo de pluralizar y como si ese negocio fuera parte de él, cuando en realidad, es el último mono que curra en dicho bar. Pues mirar y por donde, aún hay por el mundo infinidad de tontos felices.
Los explotan, los oprimen, los ridiculizan, les hacen comer casi de las sobras y va el tío capullo y se considera casi el amo del puto tinglado. Y así puestos, yo me considero Napoleón, ¡no te jode!. Pues nada que el tío seguirá toda su vida currando en el mismo sitio y porque por desgracia, no tiene más luces o sea, seguirá siendo un mal pagado y un buen explotado y el tío defendiendo el negociete del jefe. Un poco de dignidad, ¡coño!, un poco de valentía y osadía y si su jefe es un explotador, no es que tengas que ir pregonándolo, pero por lo menos no se la chupes de esa manera.
No soporto a éstos niñatos gilipollas y cortos, pues es un desprestigio para el currante digno de ser un puto currante orgulloso de serlo. Los derechos están para eso y si hoy no los consigues, puede que los consigas más adelante. Y no ejercer de burro y además de burro apaleado y así te consideres cara a la galería el dueño del cotarro y cuando en realidad ese jefe te considera el felpudo de su negociete y un felpudo y hasta donde yo sé, sé puede cambiar cualquier día de estos y ahí se va al carajo éste tío que un día quiso ser presuntuoso y al final, no pudo y además, se quedó sin trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario