Además...
viva la debilidad
y la sensibilidad,
y lo delicado y lo amable
y lo sencillo
y lo complicado que no te complique demasiado
y viva lo tranquilo y tierno
y lo que se come con las manos
y se acaricia con los dedos.
Hay que combatir con la suavidad de los gestos,
con la suma delicadeza de las palabras,
con la mirada amable,
con el pestañeo coqueto
con la ternura del abrazo amigo
y sin esperar nada a cambio...
eso nos hace ser...
más grandes y más inmensos.
Damos una mano
y nos crecen los versos
damos un beso
y el aire se condensa en agua de lluvia fina...
mientras al fondo
el sol se esconde detrás de un molino viejo.
Cuando me siento tierno
me crecen las venas
me arden las ganas
y los sentimientos me hacen una bola de fuego
en la boca de mi estómago.
Y os juro que no me pongo a llorar
porque mi pozo de lágrimas
está seco desde hace mucho tiempo,
pero sino
yo sería un valle de lágrimas incontinente.

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