Él, es un gran o un buen maniático, pero en realidad somos muchos los que pensamos que no lo somos y si cada uno se repasa un poquito, seguro que encontrará hechos repetitivos y eso al fin y al cabo, son manías obsesivas. Mi principal manía son las gafas y que nadie me las toque y porque simplemente muerdo. No soporto esa broma pesada de ponerte un dedo sobre el cristal de las gafas, vamos que no lo soporto, por no decir que me desquicia y me comería su dedo y por supuesto, escupiría los huesos de sus falanges.
Todo tiene su buena explicación. Yo soy miope de toda la vida (miope empedernido) y sin las gafas yo no vivo o dicho de otro modo, no veo un pijo y eso, me mata. Y eso me altera y me pone de los nervios y pienso que ya no puedo conducir, ni saborear los paisajes de mi alrededor. Yo a las gafas las cuido y las mimo, las limpio con cuidado y las paso por mi ITV particular, vamos que me preocupo por ellas y porque me prestan un buen y magnífico servicio.
Tampoco soporto que me toquen la barriga, sobre todo cuando estoy gordo seboso y que es precisamente cuando algún graciosillo de poca monta, se atreve a tocarla y para hacer un chiste fácil sobre la obesidad que tienes (ahora voy bajando de peso en ascensor). ¡Joder! que se toque sus putos huevos. Es como si a un tío le falta un ojo y vas y le metes el dedo en la cuenca vacía y menuda gracia más graciosa y te dirá y con razón, porque no te metes el dedo en el culo. Me acuerdo que a mi Padre lo que le desquiciaba era que le tocaran el poco pelo de la cabeza y sus razones tendría para que le cabreara de esa manera. Bueno son cerca de la 1 de la mañana y ya seguiremos otro día con el tema de las manías.
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