EL TREN DE LA VIDA (Poema)

Cuando llegue mi hora,

y cuando mi hora llegue,

os dejaré escrito un deseo,

desearé suerte a los que se quedan,

y mejor vida para mis hijos,

me despediré con una última mirada,

y en silencio absoluto

 y sólo roto por mi respiración agónica,

desearé caer en las manos de la muerte.


Y es que cuando yo me vaya,

no me temblará el pulso,

en tal caso derramaré unas simples lágrimas,

y os contaré al oído mi último secreto:

la vida me ha dado y yo le he correspondido,

pero en la vida siempre se llega tarde,

y ese es su verdadero problema,

y es que el tren pasa cuando menos te lo esperas,

y pasa a la velocidad del vértigo,

y si no lo coges a tiempo,

el siguiente pasará aún más rápido,

y ésta es  tu elección es:,

 lo coges o lo simplemente lo dejas pasar.


Pasaron tantos trenes delante de mis ojos,

tantos vagones repletos de sentimientos,

tanta ternura derramada por las vías,

que hoy no doy crédito a lo que veo y siento,

a veces pienso que me he dejado la piel en el intento

y otras veces siento que me he dedicado a desperdiciar el tiempo.


Pero que sería de mí sin cometer errores,

que sería de mí sin las dudas,

si yo soy lo que soy gracias a ellas,

pero por si sirve de algo,

y además porque tengo que decirlo,

...hasta me atrevo a darte un consejo:

súbete al primer tren que pase por tu vida,

después siempre habrá tiempo de bajarte,

de bajarte en el próximo apeadero.






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JULIO CORTÁZAR