Infancia, es felicidad incontinente.
Adolescencia, es una guerra entre mundos.
Juventud, es apuntar a lo más alto del cielo.
Adulto, es cuando se te empieza a caer el mundo
y es cuando no encajan las piezas del puzle.
Maduro, es cuando te caes al suelo
y allí te quedas tendido.
Viejo, es un estado más que maduro
y donde todo se encorva
y te hace mirar hacia el suelo.

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