Hoy leyendo el periódico local me topé con una noticia que llamo mi atención. Resulta que decía que se iba a hacer una campaña para promocionar Menorca y que consistía en un pack con dos cosas: una botella de gin y un queso. Y que ello representaba la esencia de Menorca. Joder con la esencia, la esencia de un pueblo que huele a queso por la boca y a gin por los sobacos. Si es esa es la esencia verdadera de Menorca, no le queda nada al todopoderoso Consell menorquín (Gobierno Local), para plasmarlo en su escudo. Que os parece un escudo con un queso en el medio y cruzándolo una botella de gin, que bonito escudo y que bucólico sería.
Y por otro lado hablar de la esencia así como si nada, pues tiene delito. Si por nombrar a dios en vano eras condenado a vivir en los infiernos, pues por llamar esencia a algo que no es nada o sea nombrarla en vano, no hay castigo ni humano ni divino, que sirva de condena para vengar semejante ultraje. Esencia es mucho más que mucho y es tanto que no admite simplezas y menos si hace referencia a que el alma de un pueblo se pueda sintetizar en el gin y en un queso. Ésta esencia que ellos nombran será para los fabricantes locales que viven de ese tema, esa sí que será la esencia de ellos, su queso para el que lo fabrica y su gin para el que lo produce, esa sí que puede ser su esencia y que todos los días y que su mejor sueño sea vender más botellas y más quesos. La esencia ni se vende ni se compra, la esencia es etérea y vive dentro de los espíriuts vivos y no sé si dentro de los de los muertos y es tan difícil de concretar que después de miles de años de existencia humana, aún no se ha podido definir y menos hacerlo con dos palabras tan vulgares: el gin y el queso.
Nos hemos pasado la vida intentando poner sellos o etiquetas sobre las cosas. Los ponemos en todo lo que vemos y no entendemos que a veces etiquetar es contraproducente y carente de sentido. Y si buscamos así las esencias de los pueblos, vamos de culo y sin frenos, porque por ejemplo la esencia del pueblo andaluz ¿que podía ser?: podía ser una taza de gazpacho y cruzándole una pata de jamón o un vino de Jerez o simplemente una castañuela toda loca y alborotada. ¿O la del pueblo gallego?: sería acaso un lacón con grelos, o una empanada gallega con un centollo o con una gaita, y yo que sé que más cosas. Lo que yo sé, es que todo eso suena a ridículo y si se quiere vender que se venda el producto, pero que no se mente al demonio o sea, que no se pronuncia la palabra esencia, la esencia de las cosas o la esencia de un pueblo. A la esencia hay que tenerle respeto
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