Me hablabas en susurros
y me salían hormigas por los poros.
Me dabas un beso
y las ganas de querer me crecían
como enredaderas que subían por los pies.
Me preguntabas
¿qué te pasa?
y un río de lava crecía dentro de mí.
Me mirabas en silencio
y sentía cosquillas en la nuca
y bajo la capa más profunda de mi piel.
Sonaba un mensaje
y era la voz de alarma para volver a ti.
No recuerdo el temblor de aquellos días,
pero si recuerdo
que tu mirar
era como un disparo en la sien.

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