Va siendo hora de que hoy lo deje, creo que ya dije suficientes tonterías tontas. Estoy seguro de que sin las tonterías yo no sobreviviría y no podría con toda esta mierda de vida, ni con sus malas noticias, ni con sus desplantes y marrones, ni con sus malas caras y gestos, ni con la larga lista de sinsabores de cada día. La tontería me ayuda a sobrevivir y me da la mano para relativizar las cosas o para ver que detrás de una mala noticia, puede estar escondido el germen de una buena. Son formas de ver la vida y de darle un nexo y un sentido, de darle un algo que una a los dos bandos, al bueno y al malo y ese nexo para mi, es el humor y a veces, es la tontería.
Mi hijo pequeño heredó el mismo o mayor grado de tontería que yo, es tan o más payaso y no veas como se lo agradezco todos los días. Me descojono con él, me río y me parto y es que es mi mismo reflejo delante del espejo. Es payaso hasta la médula y eso le da fortaleza, y es fuerte porque sabrá como ver detrás de las malas y peores cosas y es más fuerte porque sabrá disfrutar mejor de las cosas buenas y es ágil porque con su humor sabrá zafarse de lo que sobre y es inteligente porque sabe desnudarte y además y todo hay que decirlo, porque todo esto lo heredó en parte de su padre (pero no todo)..
Yo no creo que consiguiera tantos argumentos a favor a lo largo de mi vida, por eso digo, que mi hijo me da millones de vueltas. Y os juro que eso no se enseña, eso sale de dentro, sale de su sangre y de su alma y cerebro. Y por las mañanas, cuando uno está lleno de legañas y un poco malhumorado, llega él con su humor disparatado y ya me deja perplejo y con la sonrisa tonta puesta para todo el día. Hay personas que tienen ese don, el don de saber tocar tu tecla mágica y ya sé que la mía no es muy objetiva, por el simple hecho de que soy su padre, pero ese don yo lo veo y lo noto y lo siento en cada instante en que puedo disfrutar de su compañía.
Va siendo hora de que hoy lo deje, creo que ya dije suficientes tonterías tontas. Estoy seguro de que sin las tonterías yo no sobreviviría y no podría con toda esta mierda de vida, ni con sus malas noticias, ni con sus desplantes y marrones, ni con sus malas caras y gestos, ni con la larga lista de sinsabores de cada día. La tontería me ayuda a sobrevivir y me da la mano para relativizar las cosas o para ver que detrás de una mala noticia, puede estar escondido el germen de una buena. Son formas de ver la vida y de darle un nexo y un sentido, de darle un algo que una a los dos bandos, al bueno y al malo y ese nexo para mi, es el humor y a veces, es la tontería.
Mi hijo pequeño heredó el mismo o mayor grado de tontería que yo, es tan o más payaso y no veas como se lo agradezco todos los días. Me descojono con él, me río y me parto y es que es mi mismo reflejo delante del espejo. Es payaso hasta la médula y eso le da fortaleza, y es fuerte porque sabrá como ver detrás de las malas y peores cosas y es más fuerte porque sabrá disfrutar mejor de las cosas buenas y es ágil porque con su humor sabrá zafarse de lo que sobre y es inteligente porque sabe desnudarte y además y todo hay que decirlo, porque todo esto lo heredó en parte de su padre (pero no todo)..
Yo no creo que consiguiera tantos argumentos a favor a lo largo de mi vida, por eso digo, que mi hijo me da millones de vueltas. Y os juro que eso no se enseña, eso sale de dentro, sale de su sangre y de su alma y cerebro. Y por las mañanas, cuando uno está lleno de legañas y un poco malhumorado, llega él con su humor disparatado y ya me deja perplejo y con la sonrisa tonta puesta para todo el día. Hay personas que tienen ese don, el don de saber tocar tu tecla mágica y ya sé que la mía no es muy objetiva, por el simple hecho de que soy su padre, pero ese don yo lo veo y lo noto y lo siento en cada instante en que puedo disfrutar de su compañía.

No hay comentarios:
Publicar un comentario