El destino estaba escritoen esas páginas en blancoque teníamos delante de nosotros.El destino corría de nuestras manos,y en aquél verano de azul y nieblanos despertamos sobre la húmeda arena,abrimos los ojos y nos miramos.Después, hicimos el amor hasta el desmayo,hablamos de nuestras ansiedades y temoressoñamos el mismo sueño una y otra vez,hablaba que en esa noche de verano,nos acariciamos tanto y con tal intensidad que nuestros cuerposse convertirían en traslúcidos y fosforescentes.Aquella noche,el suave viento del nortenos envolvió como una crisálida,durante un instantefuímos un brillante resplandor en el equinoccio de verano,mientras al mismo tiempo,un rayo de fuego salía de nuestros dedos.Fuímos tanto y tan ardientes,que los recuerdos siguen ardiendo dentro de míy como lava incandescente.
El destino estaba escrito
en esas páginas en blanco
que teníamos delante de nosotros.
El destino corría de nuestras manos,
y en aquél verano de azul y niebla
nos despertamos sobre la húmeda arena,
abrimos los ojos y nos miramos.
Después, hicimos el amor hasta el desmayo,
hablamos de nuestras ansiedades y temores
soñamos el mismo sueño una y otra vez,
hablaba que en esa noche de verano,
nos acariciamos tanto y con tal intensidad
que nuestros cuerpos
se convertirían en traslúcidos y fosforescentes.
Aquella noche,
el suave viento del norte
nos envolvió como una crisálida,
durante un instante
fuímos un brillante resplandor
en el equinoccio de verano,
mientras al mismo tiempo,
un rayo de fuego salía de nuestros dedos.
Fuímos tanto y tan ardientes,
que los recuerdos
siguen ardiendo dentro de mí
y como lava incandescente.

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