Vale...vale...
no necesito un brazo sobre mi hombro
ni miradas compasivas que me estén diciendo:
pobre tío
que mal lo estás pasando.
Primero,
porque no lo estoy pasando tan mal.
Segundo,
porque no me gustan
los que todo lo comprenden
y que aún encima
se le pone dura.
Y tercero,
estando sólo me va muy bien
y disfruto de esa paz y sosiego
que te brinda la soledad.
Ya estuve acompañado toda mi vida
y casi sin descanso y hasta la bandera
y después de una relación
venía la otra
y la otra...y la otra...
y el vértigo que me entra
con solo pensarlo
es cuando menos
¡que alucinante!

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