Tal para cual.
Yo me llamo TAL
y al principio de todo,
éramos TAL para CUAL.
Ella por supuesto, se llamaba CUAL.
Y estábamos enamorados hasta la médula,
aquello era un amor con letras mayúsculas de neón y a todo trapo.
Y así fue y hasta que un día,
empezó a crecer el para que quedaba justo en el medio
y se hizo extenso, grande e inmenso
y el para se hizo PARA
y el Tal y el Cual se hicieron pequeños y distantes.
Poco a poco se hicieron anónimos
y cuando Tal llamaba a Cual,
el corazón de Cual no latía como antes lo hacía
pero Tal insistía con esa perseverancia que tanto le caracterizaba.
Mientras Cual seguía a su bola,
ideaba historias de pájaros y flores,
creaba mundos que creía nuevos y llenos de imperfecciones,
soñaba entre sus cuatro paredes
y de vez en cuando balbuceaba algo
que traducido venía decir
lo siento pero ahora ya no te veo.
Y Tal...lo acabó entendiendo.
Tal guardo silencio
y por respecto
y porque desde siempre
el silencio nunca lo había abandonado.
Y en el silencio de la noche
Tal recogió su ropa
y se fue sin decir ni adiós
y entonces Tal desapareció del mapa
y aún hoy en día,
le siguen buscando...
pero yo si sé
que Tal está conmigo
y muy dentro de mis huesos.

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