Son las 8 de la mañana y es una hora a lo que no estoy acostumbrado, a levantarme sí, incluso antes, a las 7, pero no a ponerme a escribir. No sé a veces pienso que escribo al revés, es decir para decir una cosa sencilla me complico demasiado la vida y supongo que debe ser porque en el fondo desconfío de la sencillez de las cosas. Las apariencias engañan y como engañan y por eso dicen que tomar decisiones es muy simple, pero en realidad lo más simple es tomar las decisiones a la ligera y sin pensar en sus consecuencias y bueno y para que hablaros del poder de los sueños, pues entre los sueños se cuelan las malas decisiones.
Y hoy he tenido un sueño que ahora mismo recuerde, un sueño como cualquier otro, pero como pasa en muchos sueños se te mezclan los personajes y aparecen algunos viejos fantasmas de otros tiempos y ¡que casualidad!, aparecen dos novias de hace mucho tiempo, que no tiene nada que ver la una con la otra, pero sí que hay un hilo invisible que les une y ese hilo es, que en esos dos casos yo no supe tomar una decisión clara y evidente, dura y con todas las consecuencias y mira que han pasado años y años, pero los sueños tienen ese poder, tiempo y espacio se reducen a cenizas y los muy cabrones, me lo recuerdan constantemente.
Quizá todo venga a cuenta porque hace nada he tomado un decisión clara y evidente y quizá estos dos malos rollos se presentan ahora para reforzarme en mi decisión. No lo sé, pero mira que es casualidad. Porque lo más importante es la sensación que te ha dejado ese sueño y la verdad, me ha dejado un mal cuerpo que te cagas, claro que el día que hace, debe y tiene que influir en la espesura de los pensamientos, está día nublado y con demasiado peso, día denso y espeso, día sudoroso y sin viento, día en que me tengo que dedicar a montar mis queridos muebles de Ikea...y ese pensamiento me pone carioco...pero dicen, que cada uno tiene el castigo que se merece y que se ha ganado a pulso.
Y hoy he tenido un sueño que ahora mismo recuerde, un sueño como cualquier otro, pero como pasa en muchos sueños se te mezclan los personajes y aparecen algunos viejos fantasmas de otros tiempos y ¡que casualidad!, aparecen dos novias de hace mucho tiempo, que no tiene nada que ver la una con la otra, pero sí que hay un hilo invisible que les une y ese hilo es, que en esos dos casos yo no supe tomar una decisión clara y evidente, dura y con todas las consecuencias y mira que han pasado años y años, pero los sueños tienen ese poder, tiempo y espacio se reducen a cenizas y los muy cabrones, me lo recuerdan constantemente.
Quizá todo venga a cuenta porque hace nada he tomado un decisión clara y evidente y quizá estos dos malos rollos se presentan ahora para reforzarme en mi decisión. No lo sé, pero mira que es casualidad. Porque lo más importante es la sensación que te ha dejado ese sueño y la verdad, me ha dejado un mal cuerpo que te cagas, claro que el día que hace, debe y tiene que influir en la espesura de los pensamientos, está día nublado y con demasiado peso, día denso y espeso, día sudoroso y sin viento, día en que me tengo que dedicar a montar mis queridos muebles de Ikea...y ese pensamiento me pone carioco...pero dicen, que cada uno tiene el castigo que se merece y que se ha ganado a pulso.
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