Por un momento pensé
que estabas tras el cristal de mi ventana,
pensé por un instante,
que ese pertinaz golpeo de lluvia,
era el de tus nudillos golpeando el cristal,
y volví a pensar que...
que a veces eras insignificante lluvia fina
y predominaba en ti el silencio húmedo del vaho,
que en otras veces eras granito duro y frío,
blanco por fuera,
lluvia por dentro,
clamoroso de estertor ingrávido
y hecho de susurros ostentosos y desesperados...
Extenuado estoy y así me encuentro:
blanco de sábana,
negro de alma
azul de reflejos,
amarillo de sueños,
verde oliva reflejo de mis ojos,
naranja de fiebre alta,
amado en la distancia más larga,
voraz en el desafío del día a día
y lánguido como una vela que se apaga
por un suave soplo de aire..
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