¡ESTOY ENVEJECIENDO!

Dejemos que la vida se adorne

y se cubra con un negro manto de seda.

Dejemos que se explaye, que se extienda,

que toque el horizonte con sus dedos de suave terciopelo.

Dejemos que cree...

y que nos ofrezca su parte más amable

y por supuesto, su parte más humana,

Dejemos que deje de lado la violencia, las guerras,

las armas, los suicidios, los genocidios,

las torturas y suplicios.

Que no de un paso atrás,

que grite y se reivindique,

que aúlle en las noches de solsticio,

que se mire en el espejo y se diga:

¡estoy envejeciendo!

y cada surco en la piel sería una muesca de una historia,

y cada arruga sería la belleza de lo viejo

y cada deformidad esculpida por el paso de los años,

sería un canto a la vida

un canto a todo lo vivido

y un canto a lo que nos queda por vivir.