Gata y huraña por la mañana.
Sedienta de sangre caliente a media tarde.
Entusiasta del fuego cuando el frío asoma.
Dueña del averno cuando se presiente la noche.
Dormida y después, amanecida.
Vividora al viento de poniente.
Escarnecida por la sal de la tierra.
Entusiasta de los atardeceres sin fotos.
Desnuda a media mañana
y por supuesto...
cuando se lo pide la luna.
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